por Sherif Awad
-Mi nombre es, Lucía Carrillo Rodríguez. Para que no suene tan largo…Lucía Carrillo. Nací un 30 de diciembre de 1985, en la tierra del tequila, del mariachi, las tortas ahogadas y algunos dicen, que de mujeres hermosas…( Basta con mirar a mi madre para creer que es verdad). Así es, me refiero a la Perla de Occidente, mejor conocida como Guadalajara, Jalisco, México. Fui la tercera de cuatro hijos (as), el sandwich, la de en medio… crecí junto a mi dos hermanas mayores y a lado de mí “eterno némesis”, pero querido hermano menor.
-Con mi padre comerciante y mi madre dedicada a la valiosa labor del trabajo en casa, del hogar… siempre me he preguntado, de dónde me nació aquel fervor de querer ser actriz, desde temprana edad… mi mayor referente en mi infancia y adolescencia, lamentablemente era la televisión, y lo que más transmitía la señal abierta, entre otras cosas, eran las “famosas” y conocidas mundialmente telenovelas mexicanas. Pero, mi sueño no era salir en la televisión… aunque mis recuerdos están un poco borrosos porque era muy pequeña, se quedó grabado en mi memoria y en mi cuerpo, aquella sensación, esa magia inexplicable que me causó conocer, el Teatro… Mis papás nos llevaban a mis hermanos y a mi, a ver funciones de obras infantiles, en el Teatro Experimental de Jalisco. Después, estando ya un poco más grande, 6 ó 7 años de edad, recuerdo ir caminando con mis padres por donde había una iglesia, nos invitaron a pasar a un pequeño auditorio, porque habría una representación teatral, entramos… Había un escenario con un telón rojo que lo cubría, sillas en las que nos sentamos en primera fila, pues no había mucha gente… esperamos y llegó la hora indicada, pero la obra no comenzaba, de pronto un joven camina hacia nosotros, y le pregunta a mis papás si me dejarían participar en la obra, puesto que la pequeña niña “actriz” que iba a actuar aquella noche, no iba a llegar… Al escuchar lo que decía, sentí un hueco en el estómago. Mi papá le respondió que me preguntara a mi, si yo quería… El chavo me miró, y yo rápido respondí: ¿pero qué tengo que decir?, el sonrió y me dijo que nada, solo tendría que estar jugando con un niño, y cuando el se saliera, yo también lo hiciera… dije que si, y entramos por aquel telón, todos los que estaban ahí suspiraron al verme, se reían, y me agradecian… Una mujer me puso spray en el cabello y me peino, salí al escenario e hice todo lo que me dijeron… estaba emocionada y muy feliz, no sabía por qué, pero después lo entendí…
-El tiempo pasó, y la hora de elegir estudiar una carrera profesional llegó, desde luego yo ya sabía lo que quería estudiar… pero, mis padres, mis benditos padres… No lo tomaron en serio. Pensaron que el taller de teatro de la preparatoria y las clases de la escuela de “capacitación artística” , a la que les rogué y llore que me pagarán, eran solo un “hobby”. Siempre creyeron que era un capricho, un sueño guajiro, una ilusión adolescente… La vida me jugó una treta, ya no tuve tiempo de tratar de seguir convenciendo a mis padres… a unos meses para cumplir mis 19 años, salí del país con el corazón partió.. Pero con mi sueño anhelado de algún día poder estudiar actuación, y convertirme en una gran actriz. Estuve viviendo en Tennessee, estado de los EE.UU. Ahí trabajé en lo que nunca imagine, digo… Desde mi perspectiva de “joven privilegiada”. Limpie baños y hospitales, labore en diversas clases de restaurantes, friendo chimichangas, haciendo ensaladas, lavando platos, fregando pisos, la misereada no pudo faltar… todo esto, con la firme convicción de ahorrar cada dólar para poder pagar mi escuela y mi estancia en la ciudad de México, en la cual radico actualmente desde hace ya 8 años aproximadamente. El tiempo corre, y muchas veces no lo notas… Pasaron 7 años para que pudiera regresar a mi país, desperté una mañana con una voz que me decía que ya me fuera, que ya era tiempo… Y así lo hice. Investigue sobre escuelas de actuación en la ciudad de México, pues sabía que ese era el lugar para buscar y lograr mi sueño. En el 2013, ingrese a CasAzul Artes Escénicas Argos. Tuve la oportunidad y el gran regalo divino, de recibir una beca del 100% durante los dos últimos años de carrera, vaya que lo sentí como una señal de que ese era mi camino…
-En el 2016 me gradué junto con mis compañeros, con uno de los montajes teatrales más importante y valioso para mí, dentro de mi formación profesional como en lo personal. Es una dramaturgia que habla sobre un tema doloroso y muy latente en México y el mundo entero. “El asesino entre nosotros” , de Mauricio Jiménez, con la dirección del maestro Carlos Corona. Nos delata de una manera poética y bella, el horror y la indiferencia que existe con los miles de feminicidios que ocurren en México, en el planeta entero. Y nadie hace nada… Está obra nos hacía ver de una manera más empática y comprometida, todo lo que consciente o inconscientemente tratamos de evitar mirar y escuchar diariamente en las noticias, en los periódicos, en las calles… sentir y saber que mañana puedes ser tú , o tu hermana, un caso más sin resolver… nos hacía reflexionar y entender que todos somos parte de lo podrido, que con pequeñas acciones “normalizadas” , como el machismo, la violencia que ejercemos, el acoso, la música que escuchamos, de una u otra manera, nos hace parte del “asesino”. Y bueno, hablando de violencia, podemos seguirnos con los desafíos relacionados con el género versus la profesión… Para bien o para mal, ya se denuncia con mayor frecuencia, ya no se queda oculto, y creo que eso puede ser un gran indicio para frenar los acosos y todo tipo de violencia ejercida dentro del gremio artístico. Aunque pienso también, que tenemos que actuar con cautela y consciencia responsable, frente a lo mediático que resultan las redes sociales. Sobre todo en temas tan delicados.
-Actualmente el mundo entero, junto con las artes, estamos padeciendo…creo que es tiempo de parar, de ver, de escuchar… sé que todos tenemos necesidades diferentes, y hay quienes buscan de una u otra manera seguir “actuando” seguir haciendo “teatro” a través de una pantalla… Pero yo me pregunto… ¿para qué? Realmente, ¿para quién? Sinceramente, es por qué de verdad creen que el Teatro va a desaparecer si no siguen haciéndolo vía Zoom… ¿? O simplemente es el miedo a no ser vistos, a querer demostrar que siguen “trabajando” y “haciendo algo”… La conexión real, el ritual que nos brinda el Teatro, no se da por medio de un monitor… ¿De qué se trata entonces? A dónde vamos a parar… eso lo pienso por un lado… Jajaja, pero por otra parte… para sobrevivir hay que a aprender a adaptarnos… no se que vaya a pasar… pero tengo claro que el Teatro seguirá existiendo como lo ha hecho desde su origen hasta hoy… Conmigo o sin mi, contigo, sin ti y a pesar del Zoom.
-Desde Marzo que comenzó el “aislamiento” en México, se cancelaron las funciones y los llamados. Los Teatros cerraron y las producciones pararon… justamente estábamos a punto de estrenar un montaje en el foro Bellescene en la ciudad de México, ya estábamos a una semana, cuando nos dieron la lamentable noticia… de hecho estábamos ensayando, cuando nuestro productor y dramaturgo Luis Osorio, recibió la llamada por parte del teatro. Así que nuestra obra “Puntos Cardinales” dirigida por Elizabetha Gómez, se encuentra en pausa… ¡Esperemos pronto volver a los Teatros!
-Amo el Teatro, a veces pienso que no he logrado mucho, pero sé que es mi ego el que habla… Agradezco inmensamente cada proyecto, cada llamada o mensaje, para invitarme a formar parte del elenco de tal o cual obra. Siempre llega algo que me mantiene en las tablas… Hay que ser muy intuitivos y no dejarnos llevar por el hecho de querer “a hacer algo” solamente, hay mucha gente que no debería ser parte de algo tan místico y poderoso como lo es el Teatro. Gente que se aprovecha de tu pasión y entrega a este oficio. Siempre hay que investigar quienes son, que han hecho, con quién han trabajado, buscar alguna referencia que nos ayude a no caer en manos de personas aprovechadas y engañosas.
-Tenemos que tener una convicción muy fuerte, para caminar por estos senderos. No hay plan B o C. Tener muy claro el por qué quieres ser actriz o actor. Como nos dicen en la escuela; está carrera es de resistencia. Si no tienes verdadera vocación, vas a sufrir mucho. Es algo que siempre he tenido claro, no me importa la “fama”, no voy a mentir diciendo que no la quiero, claro que la quiero. Pero no es el objetivo. Lo único que anhelo es poder vivir dignamente de mi profesión hasta que no me quede vida.